Re-descubro que para mi la labor de docente, me es grata en todas sus dimensiones, aun con las que nos son adversas, pues a pesar de que existen o porque existen es que encuentro cada día más sentido a mi trabajo y re-conozco que mucho de ese gusto lo tengo gracias a mis profesores, desde nivel preescolar hasta universidad, no puedo decir que toda la trayectoria fue color de rosa, pero sí la gran mayoría, por lo que me es muy agradable re-vivir esas experiencias, por el buen trato, la entrega, el compromiso, por el mismo por qué de mis maestros. He de compartir con ustedes una experiencia en la universidad durante el 6º. semestre, en donde de acuerdo con la trayectoria ya transitada, para mí era más que imposible encontrarme con profesores autoritarios, déspotas o algún otro calificativo no propio que contados unos profesores de secundaria y bachillerato demostraron. Sin embargo, recuerdo muy gratamente a un profesor de nombre Fausto Hernández, quien desde que se presentó con nosotros con un tono de voz por demás imponente, he de confesar que nos dejó perplejos, impactados, pues ese tono grave, se sujetó por espacio de casi más de veinte minutos a decirnos todos los NO (incluso antes que su nombre), que él en su clase jamás permitiría, por lo que nos hacia una cordial invitación, por si no estabamos dispuestos a aceptar esas condiciones, hiciéramos el respectivo cambio, pero también agregó: "Al que se quedé, le doy garantía de que lo que aprenda lo recordará siempre y le servirá para toda la vida; y eso sólo lo podrán comprobar los que por lo menos tengan el reto mismo del intento", quizá esté por demás decirles que el grupo quedó más que vacío y desde la siguiente clase al vernos a los 12 o 10 que quedamos, nos dijo: "Desde este momento ustedes se han ganado mi admiración, pues su intento es lo que les permitirá el continuo aprendizaje, que es fundamental para cualquiera que pueda describirse más que como un licenciado, ingeniero, médico, etc., como un Profesionista" Y efectivamente, puedo volver a re-vivir lo que él nos enseño y nos hizo y nos sigue haciendo re-aprender: valores.
Continuando con el desarrollo de esta actividad, comparto con ustedes el cómo es que preparo, desarrollo y evalúo mi clase.
La clase la preparo, de acuerdo con los temas señalados en el programa, primero surge una búsqueda de información, tanto en lo referente a los contenidos como a todo aquello que me pudiera servir para presentarlo: conceptos, ejercicios, ejemplos, materiales, etc.; posteriormente procedo a la planeación de la misma, es decir a establecer el objetivo de lo que pretendo al exponer o presentar esos contenidos, así como al orden, el tiempo, la secuencia y los materiales, que pueden facilitar que lo que se desarrollará, esté acorde con lo que queremos trabajar.
Desde luego el desarrollo como bien han señalado la profesora María Consolación y el profesor Evencio, puede distar mucho de lo planeado porque -nuestro tutor Francisco, también lo ha comentado- el ámbito escolar está cargado de muchas otros elementos que en ocasiones nos rebasan, así es que desde luego la improvisación también tiene lugar, aún cuando no haya sido invitada. Sin embargo considero que la planeación es lo que en ocasiones salvaguarda la posibilidad de lograr una buena improvisación.
En cuanto a la evaluación de lo que se ha trabajado, como muchos de ustedes recurro a los resúmenes, trabajos, cuestionarios, explicaciones orales., pero consciente y re-viviendo a través de la propia experiencia ( y esto es una invitación nuevamente para recordar y vivir) que ya muchos hemos tenido, que lo que ellos reflejan no sólo en sus trabajos, sino durante el desarrollo apenas es un avistamiento del verdadero aprendizaje, pues no debemos olvidar que las mismas teorías del aprendizaje han señalado que "El alumno no necesariamente está en condiciones inmediatas de evidenciar, de demostrar los aprendizajes obtenidos del proceso de enseñanza, o que han trabajado inútilmente tanto alumnos como maestros, sino que muchas veces –además dependiendo del contenido que se aprende- se requiere tiempo, maduración, posibilidades y condiciones para una apropiación de manera idiosincrásica de esos saberes, un tiempo variable y no previsible exactamente, para estar en condición de dar evidencias externas de los resultados.[Es decir,] los aprendizajes ... no siempre se pueden medir o evaluar con precisión... de manera inmediata y expedita." Pero creo que debido a las requisiciones institucionales tanto a nivel internacional como nacional, ahora tenemos que demostrar mediante índice de "D" eficiencia terminal que los chicos han aprendido y ahora ya no damos tiempo a la secuencia misma que debe de haber entre contenidos y aprendizaje, por mucho que digamos que nos preocupamos por identificar los aprendizajes previos o anteriores, porque de ser así tendríamos que estar modificando muchos planes de estudio.